Pasaste tus uñas frenéticamente por mi espalda
Tus respiros aumentaban de velocidad, llegando a gemidos
Nuestra sangre hirviendo mientras un cuento escribimos
Invocaste seres fantásticos en nuestro paraíso
Allí, escondidos, tras las cortinas y la nocturna obscuridad
Olvidaste la etiqueta y gritaste una obscenidad
La hora de dormir pasó y seguimos en nuestro paraíso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario